Cuando el déficit del estado engorda como un cerdo que hay que llevar al matadero y nadie quiere comprarnos la deuda para seguir engordando el gorrino, sino que prefieren esperar a que reviente para repartírselo casi gratis, debemos empezar a preocuparnos y pensar en matar nosotros mismos el gorrino para que no nos lo chorizen.
Pero ojala fuera así de fácil; ya estaríamos todos comiendo salchichas.
Después del rescate económico de Irlanda auguro que vendrá el de España, a menos que el cambio de rumbo de nuestro estado del bienestar sea directamente proporcional a la busqueda del verdadero bienestar y a perseguir y fulminar la vagancia y el fraude social de recibir lo que no se merece o no te toca; a todos los niveles, ya sea un fraude en la prestación por desempleo o uno millonario en el IRPF o impuesto de sociedades.
No me tranquilizan los expertos que dicen que España no es Irlanda; que nuestra deuda pública es un porcentaje bajo de nuestro PIB.
Nuestro problemas es que si juntamos la deuda pública más la privada, (ya que la mayoría de las empresas y españolitos estamos endeudados con los bancos), llegamos a la escalofriante cifra del 150% de nuestro PIB y con una economía poco productiva y una balanza comercial negativa muy dependiente de los productos externos, excepto en determinados casos, lo tenemos difícil.
España podría ser competitiva sólo que uno de los principales problemas que tenemos es que quisimos ser el país más permisivo del mundo, tanto que hemos transigido con la vagancia, la caradura, la golfería, el pelotazo, la corrupción, el fraude e incluso con el vandalismo, la guarrería, suciedad y zafiedad. No hay más que darse una vuelta por el centro de Madrid un sábado por la noche para entender lo que digo. Hace poco estuve por allí y me pareció haber retrocedido 20 años en el pasado. Una palabra lo resume "cutrelux" una mezcla de cutre y de luxe...
Pero volviendo al tema; tanta permisividad ha construido un país donde muchos viven del escaqueo, el subsidio, la ayuda pública o el sueldo público que cuando es merecido y justo no me meto, pero sí cuando es inmerecido e ineficaz.
Nuestro estado del bienestar ha degenerado en algunos casos en estado de la vagancia y del vivir sin trabajar "pues bastante mal estoy ya y bastante tengo encima", cuando no se dan cuenta los que argumentan problemas para no hacer lo que deben, que el origen de todos los males es mirarse excesivamente el ombligo.
Y temo que modificar este estado de cosas es una tarea ardua cuando durante tantos años nos hemos acostumbrado a que en nuestro país si eres un ladrón o defraudador listo o pillo no te pasa nada, incluso se te envidia, si eres un ciudadano medio honrado te machacarán con leyes, reglamentos y normas mojigatas para sacarte el dinero y amortizarte lo más posible y si eres un pobre diablo ignorante, o cabeza de turco acabarás siendo alimentado en la trena.
Hay que dar un golpe de timón y atacar varios frentes, pero no creo que este gobierno se atreva a hacerlo y la sociedad civil tampoco tiene los elementos para ello.
Las recetas son:
- Adelgazar la administración pública eliminado las duplicidades y los departamentos superfluos que no ofrezcan verdadera mejora en las prestaciones sociales básicas, sanitarias o gestiones administrativas de los ciudadanos.
- Precisamente reducir al mínimo las gestiones administrativas que los ciudadanos hacemos para miles de cosas y que están reguladas por leyes. Facilitar al máximo la gestión vía electrónica. Eliminar cualquier atisbo de burocracia.
- Reducir drásticamente los gastos suntuarios de representación, protocolo, dietas, coches oficiales, reuniones innecesarias (fomentar la videoconferencia y teleconferencia).
- Reducir drásticamente las subvenciones a asociaciones u organismos que no supongan realmente un valor añadido fundamental en la mejora de las prestaciones sociales o sanitarias.
- Facilitar a los emprendedores la creación de riqueza a través de la reducción de los trámites burocráticos.
- Introducir la gestión por resultados y objetivos en toda la administración pública evaluando la aportación de cada funcionario a la mejora real de la atención al ciudadano.
- Adelgazar los parlamentos y las instituciones políticas. Revisar el papel de las Diputaciones y otras estructuras administrativas y valorar la movilidad de sus funcionarios en sectores más productivos de servicio público.
- Introducir reformas drásticas en los estatutos y el las leyes de función pública que regulan el régimen disciplinario de los funcionarios y estatutarios para que se pueda sancionar de manera ágil y ejemplarizante a los funcionarios o estatutarios que claramente no rindan o no realicen su labor correctamente generando problemas en los usuarios, salvaguardando el derecho a recibir un trato justo y el de revisión administrativa y judicial de las sanciones.
- En definitiva que nadie se sienta intocable frente a la desidia, la dejadez, la vagancia o la maldad, engaño, manipulación, ocultación, prevaricación, etc, que vaya en contra de la legalidad y de la ciudadanía, ya sea juez o auxiliar administrativo.
- Restringir el funcionariado a los puestos de autoridad, regulación e inspección que es para lo que fue creado.
- Vigilar a los bancos y establecer un estricto control sobre sus actividades y balances reales.
- Introducir la colaboración de la empresa privada para la prestación de servicios públicos bajo la regulación e inspección del garante de los servicios, exigiendo un nivel de calidad y poniendo un tope al beneficio de las empresas en estos menesteres.
- Regular el mercado del lujo para gravarlo con mayores impuestos que al mercado de productos básicos, de primera necesidad o simplemente normales… No debería ser el mismo el IVA u otro impuesto que pagamos por un Rolex que por un Time Force, o el que pagamos por un Mercedes de alta gama que por un Citroen básico… De está manera el mercado del lujo no reduciría sus beneficios ya que de por si tienen mucho margen de beneficio para asumrlo sin ni siquiera subir precios, pero sí recaudaríamos más Lo dicho es aplicable también a joyas, yates, etc. Tener en cuenta aquí la Curva de Laffer.
- Permitir la jubilación sin tope de edad máxima voluntaria previa valoración funcional anual a partir de determinada edad siempre que así la persona lo decida, esté capacitada y sea productiva. Está medida es complicada ahora con el alto paro juvenil pero debe tenerse en cuenta a futuro ya que nuestra pirámide demográfica indica que nos quedaremos sin jóvenes para trabajar en unos 20 años.
- Formar a los parados sin perspectivas de encontrar trabajo a corto o medio plazo según sus capacidades para la reinserción en el mercado laboral. Plantearse introducir Minijobs o trabajos para la Comunidad en estás circunstancias a cambio de un subsidio.
- Vender las televisiones y medios de comunicación de las comunidades autónomas que generen déficit; quedándose en una estructurá mínima si es que son necesarias para garantizar algún servicio público esencial, que lo dudo, en las comunidades autónomas, donde suelen ser agentes de la política propagandística y lingüística del gobierno de turno.
- Volver a permitir la publicidad en la telévisión pública para sostener mejor su financiación.
Podría seguir con unas cuantas más pero para empezar podríamos realizar algunas, en algunos sitios ya se está haciendo, y tanto la lógica como el sentido común deben imperar.
Lo has clavado querido amigo.
ResponderEliminarEres un crack !!
Un abrazo fuerte.