La inercia es un fuerza física que hace que tendamos a continuar en la misma dirección que llevamos cuando nos proponemos cambiarla. Es por tanto una fuerza a vencer si queremos modificar nuestra dirección a base de aplicar otra fuerza.
La inercia hizo fracasar a Titanic al tratar de esquivar el Iceberg. Demasiado grande y pesado para ser ágil. Nuestro sistema sanitario ha sido durante muchos años como el Titanic: grande, pesado y burocrático. Se dividió en otros 17 trasatlánticos siguiendo el mismo esquema obsoleto pero que a muchos les convenía: a los políticos para ganar votos ofreciendo centros innecesarios y prestaciones ineficientes pero que se vendían muy bien con el eslogan de que en sanidad cuanto más mejor. A los profesionales porque les ofrecía una extraordinaria seguridad y con la excusa de haber aprobado una oposición luego podían buscar sus intereses y no tener ningún control sobre su implicación y capacidad productiva, ya que tomaran la actitud que tomaran iban a ganar lo mismo y obtener los mismos beneficios, cuando no mejores si no miraban por la eficiencia o el bien social e institucional; por ejemplo recetar o colocar prótesis más al dictado de la industria que al de la eficiencia y la evidencia científica. A los sindicatos porque este es el sistema perfecto para ellos. No se puede aspirar a nada mejor: colectivismo absoluto, burocracia para aburrir, estatutos con funciones definidas hasta la última coma y cerrados, blindaje absoluto y de por vida del puesto... Y liberación sindical con el sueldo con guardias integro de los últimos meses aunque todos supiéramos que se inflaban a hacer guardias esos meses antes de liberarse para ganar más.
Y los usuarios también contentos por el todo gratis sin límites aunque algo cabreados por las listas de espera que genera la ineficiencia del sistema y cuando no sus perversiones: generar demora para abastecer las privadas de pacientes descontentos o para forzar aumentos de plantilla o jornadas extraordinarias de tarde.
En nuestro sistema sanitario tenemos una enorme path dependence*, es decir somos en gran medida prisioneros de las decisiones que se han ido tomando en el pasado que muchas veces son un gran lastre para la eficiencia y que muchas están refrendadas como leyes y normativas y cuando no como costumbre profesional o social.
Tenemos que cambiar como sociedad y nuestro sistema sanitario también para ser más justos, eficaces en la cronicidad y eficientes en el uso de los recursos que ahora dilapidamos sin piedad en múltiples procesos inútiles, pero la inercia social, económica y ética es muy fuerte. Somos muy grandes y pesados. Y aún más la administración pública.
Lo primero que aprendemos los gestores tanto en los masteres y cursos que hemos seguido como después en nuestra práctica cotidiana es que los políticos sufren aversión al riesgo. Así vivimos en país apalancado como nuestros bancos y empresas. Apalancados en unas instituciones obsoletas, una hiperinflación de leyes limitantes y restrictivas.
Sin embargo soplan vientos de cambio inevitables si queremos sobrevivir y preservar lo que tenemos. En los momentos duros, difíciles y donde hay que decidir como usar los recursos limitados que tenemos es donde cobra especial relieve ser buenos gestores de los recursos para sacarles el máximo partido y no meros administradores. Necesitamos más gestión y menos ideología del enfrentamiento y de posiciones prefijadas. Más profesionalismo mirando por el bien común que colectivismo mirando por el bien propio. Más meritocracia y menos premiar el inmovilismo, lo políticamente correcto y la sumisión a las ideas e ideologías de los dueños del poder de turno. Jefes y poderosos que delegen y compartan el poder y estimulen a los mejores y no los hundan por celos y por poner en evidencia sus incompetencias.
Y trabajadores para los cuales su misión social como sanitarios esté por por encima de sus intereses personales de lucro y poder, y entiendan su trabajo como un bien para un colectivo no para un solo paciente concreto.
Necesitamos que se premie la innovación y no que se desprecie como decía @manyez en una de sus entradas de su blog.+
Y quizá necesitemos renovar el perfil político de nuestros dirigentes: abogados de más de 50 años y profesionales de la política como apunta Galo Mateos en su blog "Mensajes de Narnia".¤
* http://en.wikipedia.org/wiki/Path_dependence
+ http://saludconcosas.blogspot.com.es/2012/08/la-bombilla-o-la-vela-sobre-la.html
¤ http://www.elconfidencial.com/opinion/mensajes-de-narnia/2012/08/04/por-que-es-imposible-la-prosperidad-economica-en-espana-9628/
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